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LA PROTESTA PROFETICA No se hizo esperar la protesta de Dios por la palabra de los profetas. Eran personas que sentían de repente el llamado de Dios y no tenían más re– medio que comunicar lo que Dios les mandaba. Los profetas molestaban y se atraían hacia sí el odio de los príncipes y frecuentemente también el de la casta sacerdotal. Muchos profetas sufrieron perse– cuciones y murieron martirizados. Ellos no que– rían complicarse la vida, pero la Palabra no les daba otra alternativa. Los sacerdotes realizaban el sacrificio y el cul– to. Ya sabemos que el culto puede derivar hacia gestos vacíos de contenido, pura hipocresía. En– tonces, en vez de dar gloria a Dios, resulta ofensivo a su santidad. La tendencia humana es buscar lo cómodo, lo fácil. Evitamos lo que compromete. En los mis– mos libros sagrados la figura de Moisés fue pasando poco a poco del hombre luchador en pro de la jus– ticia y de la liberación del pueblo, al simplemente preocupado del ceremonial de los sacrificios. Se le reduce a un codificador de ritos. -36-

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