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charlo como un eco de Dios. Porque la palabra de los pobres no es de este mundo, no pertenece al orden establecido, se les niega el derecho a hablar. Y a pesar de todo, gritan. Son como el sacramen– to de Dios. Del Dios que habla, que denuncia. En segundo lugar, la Palabra de Dios tiene que ser humana. Humanizadora. "Hagamos al hom– bre". Otra vez aparecen los pobres, que todavía no han_ logrado su dignidad humana. Dios se diri– ge a ellos porque quiere hacerlos humanos. Y se dirige también a los ricos porque la riqueza los ha deshumanizado, rebajándolos al nivel del animal. El hombre animal es peor que el animal-animal. La palabra es lo característico de lo humano. El Dios-Palabra nos quiere humanos. -29~
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