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LOS ESCRUPULOSOS Antes del Concilio Vaticano II, yo me enc~ntré con muchas personas escrupulosas. Tú me lo co~ mentaste de otros amigos ¿recuerdas?. Tengo la impresión de que antes era más fre– cuente ese fenómeno de los escrúpulos. ¿En qué se manifestaban?. Ordinariamente eran personas encerradas en su mundo espiritual. Y en ese mun– do interior constataban sus debilidades, sus mise– rias, sus fragilidades. Y entonces Dios les parecía tremendamente exigente, inhumano diría yo. Un Dios justiciero, sin corazón. Y esta gente buscaba su seguridad, una defensa contra la Divinidad. Y se enrrollaba perdiend.o la paz y la alegría de vivir. No tenían en cuenta o habían olvidado que nadie es más humano que Dios. Comó7Dios es humano, no puede consentir que a los hombres se les explote. De ahí su exigencia con los explo– tadores. Pero también como es humano, comprer.– de mejor que nosotros mismos nuestras debilida– des. Como Jesús que aceptaba a los pecadores, a los publicanos, a las prostitutas, y en este aspecto se proponía como modelo: "Aprendan de mí que -18-
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