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se diversifica en dos vertientes: vocación de la vida y vocación de la muerte. «Aspira el hombre a completarse, y ésta es su vocación vital, acti– va siempre dentro del límite de su posibilidad o potencia; pero sólo se completa con la muerte, la cual no agota sólo su potencia, sino su acto: su ser mismo. Hay pues en el hombre una doble vocación: la vocación de la vida y la vocación de la muerte. Ambas son opues– tas, pero a la vez complementarias en la articulación de su existen– cia» 251. La vocación de la muerte trae hoy a la memoria las explicaciones de la filosofía existencialista. E. Nícol, sin detenerse en un análisis pormenorizado recuerda la doctrina de Heidegger: «En su acertado afán de darle a lo histórico un fundamento onto– lógico, ha caído en la cuenta de la radicalidad final de la muerte; todo lo vital , todo lo histórico, pende o depende de la muerte, que es la nada. El ser depende del no ser. La vida auténtica será por tanto la que se oriente hacia la muerte, la que le haga íntimamente frente, o sea fa que se vuelva de espaldas a la vida misma. Pero es– to es angustioso» 256. Para evitar esta angustia de tener que afirmar y negar al mismo tiempo la vida, es preciso encontrar en el hombre y en su acción un elemento afirmativo. El hombre se salva de esta concepción decepcio– nante descubriendo que la muerte no debe concebirse como «nada» . Es evidente que la muerte no es algo neutro o anónimo. No siempre podemos realizar la muerte que deseamos, como no siempre realiza– mos la vida que queremos. Pero la muerte es algo cargado con la originalidad del que muere: «El morirse es una acto de la vida; el último acto, per~ pertenece todavía a la tragedia de la vida y tiene toda la coloración de los demás actos vitales» 259 • Toda la determina– ción o cualificación que la muerte puede tener ha sido expresado bella– mente por E. Nicol comentando unos versos de San Juan de la Cruz. Estas son sus palabras: «Pues lo importante no es la muerte, sino el modo como llegue– mos a la muerte. La gran paradoja de la existencia humana es que 257. VH 36. 258. VH 38-39. 259. VH 41. Cf. también 42. 95
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