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E. Nícol recoge, a propósito de la cns1s provocada por la histori– cidad en la ciencia, tres constataciones que hacen los propios científicos en sus escritos: l. «Que las propos1c10nes "universales y necesarias", que antes ocupaban el rango de principios, no son de hecho inmutables» 24, pues el progreso de la ciencia llevado a cabo desde esas proposicio– nes «universales y necesarias» ha revertido sobre ellas mismas dán– doles un carácter cambiante y relativo. 2. «Que ningún otro sistema de proposiciones fundamentales ha venido hasta ahora a sustituirlas» 25, 3. «Que a pesar de la aparente carencia de principios, el trabajo positivo no se interrumpe, y puede ser conducido eficazmente por unos "esquemas" que tienen un valor instrumental confirmado, a pe– sar de que pueden y deben cambiarse a menudo, y de que, por ello mismo, no se les ha de asignar el rango de universalidad y necesi– dad» U. Como consecuencia del desencanto provocado por la historicidad surgen actitudes de compensación, como el pragmatismo o el utilita– rismo TI y un interés generalizado por hacer una «filosofía de la cien– cia». Al no existir una ciencia unificadora, porque la filosofía no ofre– ce con nitidez las condiciones universales y necesarias del conocimien– to, proliferan los caminos metodológicos según criterio y juicio de los científicos con serias implicaciones en los campos epistemológico y on– tológico, y la inevitable secuela de mayor confusionismo e incremento de la crisÍs 28 • La desoladora consecuencia final que traería consigo la historicidad, en esta somera visión general que hemos llevado a cabo, sería la crisis como instalación vital. La verdad ha sido siempre algo necesario para el hombre. Frente a la inestabilidad y la fragilidad de la vida, el hom– bre luchó por adquirir un principio perdurable. Tal principio fueron 24. PC 16. Cf. también PC 14; Verdad y Expresión, en Revue Internationale de Philosopbie 16 (1962) 38; Historicidad y trascendencia de la verdad filosófica, en Pro– ceedings of the Seventh Inter-American Congress of Philosopby, Québec 1967, 94. 25. PC 16. 26. !bid. Cf. también 13-15, 34. 27. El pragmatismo justificaría la ciencia por sus resultados, ya que, si la verdad puede ofrecer dudas, la ciencia sigue manifestando su utilidad. Propugnaría, pues, una actitud vitalista al poner la ciencia al servicio de lo útil y de la vida. El formalismo , por su parte, da preeminancia a las relaciones lógicas sobre las episte– mológicas. Aparecería en la filosofía logicista y, modernamente, en el positivismo lógico y en el análisis lógico del lenguaje, que atienden al hecho lógico en su relación cognos– citiva: como fenómeno de representación verbal (Cf. PC 34-37). 28. PC 15-16. 26

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