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· La lectura de sus escritos demuestra la copiosa y dírecta informa– ción que tiene de la historia de la filosofía y de la ciencia, hasta el punto de que son mucho más abundantes las referencias históricas que las exposiciones sistemátícas propias. En sus análisis históricos, conjuga la crítica con la independencia intelectuaL Aciertos suyos, por ejemplo, son los juicios sobre el prin– cípio de no contradicción, el pseudo-concepto d~ la Nada y el princi– pio de la causalidad determinista. E igualmente, la solución del pro– blema de la _intercomunicación mediante el conocimiento precientífico y la relación dialógica, junto con el intento de superar el relativismo epistemológico provocado por el historicismo. También es un acierto de su filosofía haberse querido acercar a la comprensión del hombre de un modo vivo y completo, intentando alcanzar un conocimiento · del mísmo que era ofrecido por la filosofía tradicional en la abstracción de unos conceptos filosóficos. La lectura atenta de su obra manifiesta una -cierta falta de integra– ción última de su pensamiento, mostrándose también reiterativo no sólo en las ideas sino también en las citas de textos y pasajes filo– sóficos, particularmente de los de la época griega. Al lado de esta deficiencia, hemos de señalar la finura y agudeza de sus palabras en más de una ocasión. Podrían entrar a formar parte de una antología filosófica algunos de los párrafos dedicados a pre– sentar los elementos «materiales» de las situadones vitales, como la deshumanización en el éxito y el fracaso, la intímidad y la prisa, el secreto y la ignorancia. Como también ciertos comentarios sobre la vocación de la vida y de la muerte, el valor de la palabra, el mito, la política o la libertad. Se trata, en estos casos, de anáisis en los que E. Nícol ha puesto, .si cabe, lo mejor de su penetración psicológica •Y filosófica junto con una bella expresión literaria, De toda su filosofía, la metafísica es la parte más extraña si la cotejamos con la fil_osofía trad~cional. Aunque E. Nícol se empeñe en usar el nombre de «metafísica», hay un giro tan radical en sus principios y conclusiones que difícilmente se la puede seguir llamando a una corriente filosófica o su filiación ideológica respecto de ciertos filósofos, son, por ejemplo, PSV 29, nota 2; 138, nota l. Refiriéndose a Heidegger, y los textos que según J. Gaos eran antecedentes de algunas ideas de E. Nícol, escribe éste: «Pensamos de cara a las cosas, y no de cara a otras filosofías; y aunque éstas se hayan de tomar en cuenta, las concordancias y •discrepancias surgen en el camino de la libre ideación, y no por una confrontación con el .pensamiento ajeno que efectuemos antes de considerar los problemas mismos» (VH 307). '109

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