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seme¡¡¡nte a la de la primera :filosofía griega: el atrayente espectáculo de la realidad que es cambiando. -La fenomenolog{a .n_os conduce a qtra certidumbr_e preliminar: .«:La' evic;lencia clel Ser no es neutra o descualificada. La primera vis_ic;Sp c;le los entes refleja su variedad cualitativa. Esta .variedad sería perturbadora para el _entendimiento si la primera evidencia po inclu– yese _y¡¡ tJna nota diferencial, un¡¡ c1,1alificación o distinción ontológica, qqe es_:la originai:fa ordenación formal dé la variedad concreta: el ser que vemos es hum_¡mo o no humano, comunica él mismo o es comu- nicable}>_ ?78. - · Si _-el prin~ipio de todos lo~ principios es q\le «hay Ser», éste no se r.nuestra en estado _puro. La infinita variedad de los entes se pre– senta en. la moi;ada del Ser. En ella, el hombre aparece como centro de refe(enc:ia. Toda Ja .filosofía <:le E. Nícol está, de algtJna manera, inµ,;iqada _de gritrop9lqgía, _ya quf!_es en el hombre donde _el Ser alc;anz_a su más preciada expresión . . La concepción__d0er va a servir para comprender y explicar al hombre m. El ser del hombre se presenta «a primemvista», en una mostración fenoménica. Por eso, nos parece que E. Nícol procede coher~ntemente cuando toma como punto de partida de su anMisis antropológico la experiencia. El hombre no puede ser comprendido sino en \ln mundo dotado de contornos, en un espacio y en un tiempo determinados _cualitativamente. Sólo así entenderemos el sentido de lo vivido. No se trata de realizar una operación, posterior a la experien– cia,.- que infundiera ·sentido a las acciones humanas, sino de situarlas en una ·estructura, sea actual ~ ontológica, que las haga comprensibles. El hombre no sólo vive y experimenta, sino que quiere comprender lo vivido.' Pero el ser del hombre también es dialéctico . Igual a los demás hombres por su constitución ontológica, es también diferente de ellos por ,su modalidad ónijca o existencial. Es un ser potencial: ser y no ser al mis~o Úemp·o, que cambia y transforma su ser mismo en y me- 278. me 127. 279. «Con esto ha de quedar fuera de duda que la historicidad del hombre no puede proponerse en filosofía como una ocurrencia episódica, ni puede provenir de una mera reacción ·polémica, más o menos influida por la ideología... Porque la idea contraria, la que hoy podemos llamar idea de la no historicidad del hombre, es una consecuencia teórica inevitable de las posiciones fundamentales que tomó- frente al ser esa metafísica tradicional.. : -La - dificultad de concebir al hombre como ·ser histórico, o la dificultad en lograr. ·que .este concepto se ·admita con todas sus -consecuencias, radica en la fuerza de esa primitiva doctrina de .. la. _intemporalidad» (PC 20). 104

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