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Petición de protección a Francia en 1850-51 y admiración sin haber revocado el exilio 18 • Massaia aprovechará esta expe– riencia personal de la persecución para manifestar el 22 de febrero del mismo año al ministro francés de Educación Pública y del Culto que, visto que Abi– sinia carece de un gobierno regular, « condición esencial para fundar estable– cimientos de educación tan necesarios a las misiones católicas, sería de de– sear que Francia« se dedicara por fin francamente» a favorecer esta misión « que tiene de la Providencia divina», y poner un poco de orden en los asuntos internos de Abisinia. Uno o dos puntos sugería- bien ocupados por Francia en el litoral abisinio bastarían para darle una inmensa influencia sobre el inte– rior mismo del país, deseo tanto de los misioneros como de los comerciantes franceses 19 . Ante la imposibilidad de que Ubié se deshiciera del abuna, los misioneros vuelven sus ojos y sus esperanzas al ras Alí, soberano del Amhara, que aunque pro-musulmán por aversión contra el abuna, se demostraba muy favorable a la misión católica de Gondar. Mons. Massaia aceptó presentar a Francia, en su próxima visita, la petición del ras solicitando protección contra Egipto, aunque lealmente no le dio muchas esperanzas de éxito 2°. El misionero paúl L. Biancheri trae de Roma una carta de Pío IX, fechada el 8 de mayo de 1850, en la que el papa alaba a mons. De Jacobis « padre y pastor amantísimo de Abisinia» e invita al ras a la unidad de la . Pero, como hemos dicho, los centros principales de la misión se encontraban en el Tigré, y era impres– cindible obtener el favor declarado de Ubié. En su viaje a París y Londres en 1850, mons. Massaia, que buscaba protección para lograr un camino seguro de acceso a su misión de los Gallas y al mismo tiempo denunciaba el peligro del mahometismo en África 22 , llegó a proponer al gobierno francés, por medio del barón C. Du Havelt, presidente del Con– sejo Nacional de la Propagación de la Fe, que el ministro de Marina diera orden al buque de guerra Cassini, en ruta hacia los mares de Oriente, de hacer acto de presencia intimidatoria en los puertos principales del Mar Rojo 18 G. Farina 120-123; E. Martire 261-264; G. Massaia I 105-107. Advertimos que tanto en Farina como en Marrire las cartas de mons. Massaia no siempre están repro– ducidas integralmente. 19 Rev. Hist. Missions IX (1932) 571 s. Apenas llegado a Alejandría, escribía el 28 de junio de 1846, refiriéndose concretamente a la degradación de los países musul– manes: Non vi e rimedio per questi paesi che riempirli di colonie europee e cri– stiane": G. Farina 48; E. Martire 215. 2 º G. Massaia I 145 s. 21 La carta no figura en las colecciones Iuris Pontificii ni en Acta Pii pero una copia auténtica existe en el Archivo del Vicariaro Apostólico de Eritrea: cf. Metodio da Nembro 363 nora 9. 22 Sobre el folleto: De la propagande musulmane en Afrique et dans les Indes (Paris 1851), publicado también en italiano en 1859, véase A. Dalbesío 3 s. Texto italiano también en G. Farina 128-148. Cf. G. Farina 151 s; E. ivfttrtire 268 s. 347
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