BCCCAP00000000000000000000436

Petición de protección a Francia en 1844-45 Por su parte, los príncipes reinantes de Abisinia ansiaban este apoyo europeo para imponer su propia candidatura al imperio, o para defender sus estados actuales contra los otros príncipes rivales o contra el vecino Egipto; así como se sentían halagados por el apoyo moral y la simpatía que les pudieran venir del prestigioso Obispo de Roma. No dudaron en echar mano exclusivamente de los misioneros católicos europeos, cuya persecución toleraban, para ha– cerles intermediarios de su política de acercamiento a Europa. Los misione– ros, aunque enemigos de toda política por exigencias de su vocación apostólica, se sintieron obligados a aceptar este papel de intermediarios, con miras exclusivas a obtener la libertad religiosa en una Etiopía pacificada, cuya conversión les había sido encomendada. Sus intervenciones, como veremos a continuación, merecieron la aprobación y el apoyo de la S. Congregación, aunque también críticas y malentendidos en la lejana y pasiva Europa. Hasta la primavera de 1843 mons. De Jacobis no pudo encontrarse con Ubié y entregarle la carta del papa y los regalos traídos de Roma y de Nápoles y los que pidió prestados al viceconsulado francés de Massaua con el fin « de obtener la libertad de nuestro culto religioso » 10 • Pero la afectuosa carta de Gregorio XVI para Ubié, de fecha 29 de agosto de 1841 11 , era ya letra muerta, así como la campana pedida por Ubié al mismo papa, y que llegaría en 1844, no habría de sonar por la paz y la unión fraterna de los cristianos de Abisi– nia 12 . En seguida Ubié había de acudir a los buenos servicios de mons. De Jacobis, sin dejar por esto de mantener a su lado al abuna Salama, cuyos anatemas le eran sumamente preciosos. A raíz de un incidente fronterizo con Egipto, Ubié, temiendo una ulterior invasión, ruega a mons. De Jacobis que trasmita a Francia su petición de protección contra Egipto. De J acobis, que organizaba su misión casi exclusivamente en el territorio del Tigré y que recientemente había recibido un feudo en la provincia de Enticho para la fundación de un centro misional 13 , no podía desairar a Ubié. En una circular de la primavera de 1844, dirigida a los cónsules de Francia en Levante y a los superiores lazaris– tas de París y Roma, anunciaba el objeto y términos de la petición de Ubié a Francia «déja et unanimement regardée comme la sauvegarde de l'indépen- 10 Ibid. 450-452. 11 Entre otras cosas escribía el papa: « Quattro individui del tuo paese rimangono qui con me, e con te si trovano uomini miei, spirituali miei figli. Questi ci ricorderanno l'amicizia che ora si e stabilita fra noi ... »: R. De Martinis, Inris Pontificii de Propa– ganda Fide pars prima vol. V (Romae 1893) 283; A.M. Bernasconi, Acta Gregorii Papae XVI vol. III (Romae 1902) 171; minuta en SC Africa centrale vol. 4 (1841-1847) f. 129r_ 13or. 12 Sobre esta campana, d. G. Massaia I 110. 13 Este feudo fue encomendado por mons. De Jacobis al naturalista alemán y misio– nero seglar W. Schirnper: cf. Rev. Hist. Missions XV (1939) 601-603. 345

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz