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Nuevos contactos con Roma tección de Menelik para la expedición de la Real Sociedad Geográfica Italiana de 1877-1879, a la que él mismo ayudó y aconsejó solícitamente, viendo en ella una admirable muestra de la cultura y civilización europeas, muy benefi– ciosa para el prestigio de Europa en Etiopía 48 . Monseñor Massaia procuró, sobre todo, promover las relaciones amistosas del futuro emperador de Etiopía con el papa, único medio eficaz para salvar y hacer prosperar las misiones. Por iniciativa de nuestro vicario apostólico, Menelik enviaba, en diciembre de 1878, una legación con cartas y regalos para León XIII, recientemente elevado al solio pontificio; el papa respondía el 10 de julio de 1879 al negus, a mons. Massaia y a los fieles del Shoa, agrade– ciendo a todos sus felicitaciones 49 . Antes de que llegaran estas tres cartas, el vicario apostólico se había puesto en camino (24 de junio) hacia el campo del emperador Yoannes, y el 3 de octubre salía desterrado para siempre, víctima expiatoria y propiciatoria por la paz entre Menelik y Yoannes 50 • Tampoco le pudo llegar la carta del 1 º de marzo del mismo año, con la que el ministro de Asuntos Exteriores le encargaba oficialmente de negociar el anejo tratado de amistad entre el rey de Italia y el del Shoa 51 . La elevación de Menelik II al trono imperial en 1889 significó el cese de la persecución oficial contra los católicos, pero no la desaparición del clima de hostilidad contra los mismos, alimentado por el partido fanático de la reina Taytu y por el clero monofisita que paulatinamente se iba instalando en las del sur, hasta ahora inmunes de su presencia; incluso se darían casos de violencia contra las misiones por parte de algunos ras o gobernadores, sin caer éstos en la desgracia del emperador. Con la instalación de las colonias europeas en África oriental (Italia en Eritrea, Francia en la Somalía) y la lle– gada de plenipotenciarios a la corte etíope, las misiones podían contar con una protección algo más eficaz que en tiempos pasados; pero mayores espe– ranzas de libertad y de seguridad ponían los misioneros en los contactos amis– tosos entre Addís Abeba y el Vaticano. Monseñor André Jarosseau, vicario apostólico de los Gallas (1900-1937), donde gravitaba el centro político de Etiopía, será el continuador la táctica ya iniciada por Massaia, progra– mando delegaciones y embajadas que iban y venían con mensajes de amistad y con dones del emperador y del papa. El 18 de julio de 1906, Pío X escribe en 1876, Massaia se limitó a ser espectador curioso de las peripecias y ayudar en nombre de la caridad cristiana 50-81 48 G. Farina 307-342; E. Martire 397-419; G. Massaia X 82-172; L. Traversi, Let– Marefia, prima stazione geografica italiana nello Scioa e le nosrre relazioni con Etiopía (Milano 1931 ). Cf. Leonis XIII Pontificis Maximi Acta vol. I (Romae 1881) 245-251. 50 G. }vfossaia X (Roma-Milano 51 G. Farina 390-393; E. Martire 419 s. 353

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