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Los problemas de la Misión de Etiopía por ejemplo, frente a Aden; proyecto - añade - que sería también ventajoso para los intereses de Francia 3 1 . La carta no mereció una respuesta de simple acuse de recibo hasta mayo de 1859. Más sensacional fue el despacho que el vicecónsul en Massaua, Chauvin Beil– lard, envió el 30 de junio de 1856 al emperador Napoleón III, anunciando que el dayach Negussié, sobrino de Ubié y su sucesor en el Tigré y en deses– perada lucha contra Teuodrós II, solicitaba la protección y ayuda de Francia, prometiendo implícitamente hacer reconocer y proclamar a mons. De J acobis como único y legítimo abuna de Abisinia. Añadía el vicecónsul que ante esta exorbitante promesa« el santo obispo», recordando la reprimenda de 1845, no había querido pronunciarse ni sobre la traducción del mensaje ni, menos aun, sobre los asuntos del mismo 3 2 • Tampoco este despacho tuvo respuesta. Ante el agravarse de la situación en el Tigré, Negussié, de acuerdo con el vicecónsul Beillard autor de la iniciativa, decidió enviar en 1858 una dele– gación a Roma y a París: a Roma para significar al Santo Padre sus disposicio– nes a abrazar el catolicismo cuando la situación política del país lo permita « sin comprometer la tranquilidad abisinia»; a París para buscar la alianza y apoyo de Francia a cambio de ciertas concesiones que ratificaría la dele– gación francesa. Monseñor De J acobis, que no podía oponerse a esta decisión sin comprometer la existencia de la misión, se limitó a redactar el 26 de octu– bre de 1858 una memoria ilustrativa de la situación política en el Tigré y en el resto de Abisinia, que la delegación consignaría al gobierno francés jun– tamente con la carta-proyecto de Negussié 33 • Esta prudentísima intervención le valdría años más tarde, por parte de la prensa francesa, la acusación de injerencia en política 34 • De J acobis envió una copia de esta memoria al carde– nal Secretario de Estado Giacomo Antonelli, quien, por orden de Su Santidad, se apresuró a pasarla al embajador de Francia en Roma, con « les recomman– dations les plus pressantes pour appeler sur cette mission abyssinienne tout l'intérét du gouvernement de l'Empereur 35 • La delegación, recomendada 31 Rev. Hist. Missions IX (1932) 419-436. En 1855 Propaganda había invitado a la dirección de La Civilta Cattolica a denunciar la persecución abisinia contra los católi– cos; la dirección se excusó alegando que el material enviado era más propio para la revista Annali della Propagazione della Fede: SC vol. 5 f. 935r_95 iv. 32 Rev. Hist. Missions XVI (1939) 604 s. 33 Cartas de mons. De Jacobis a la Congregación, de 4 octubre 1858: SC vol. 6 (1858-1860) f. 188', y del 30 noviembre: ibid. f. 196r-19gv_ 34 La acusación fue lanzada por el agente consular en Massaua G. Lejean desde la Revue des Deux-Mondes, 1 noviembre y 1 diciembre de 1864. Monseñor Massaia, que se hallaba en París, salió inmediatamente a la defensa de mons. De Jacobis con una extensa carta abierta del 5 de diciembre. Véase en F. Combaluzier, Un ami et bienfaiteur de ]'Éthiopie, Justine De Jacobis. Lettre inédite de Mgr Massaia. In: Rev. Hist. Missions XII (1935) 608-625. 35 Rev. Hist. Missions IX (1932) 534-536. 350

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