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POSIBLE APORTACION DE METODOS FILOSOFICOS 545 cuanto quiere percibir el sentido del suceso humano, descubriendo la finalidad del mismo. Hacia dentro por su intento de penetrar dentro del suceso, para coincidir con él por una comunión vivencia!. Ofrece, por lo mismo, una doble perspectiva del suceso histórico humano que se quiere estudiar. Esto acaece con la vida de San Francisco. Nos acercamos a una comprensión de la misma si logramos dar con su sentido histórico -pri– mera perspectiva- y si penetramos en las entrañas de aquella conciencia de donde surgía su peculiar modo de conducirse -segunda perspectiva-. Examinemos este método «comprensivo», aclarándolo en primer término desde su sentido finalista. Los historiadores de la vida del Santo se han preguntado reiterada– mente por el sentido de aquella vida tan singular. Lo que sucede es que los historiadores no han estado acordes en formular la pregunta y, con– siguientemente, tampoco lo han estado en dar la respuesta. La pregunta, en efecto, puede formularse desde presupuestos muy distintos. Uno de ellos es la perspectiva bíblica. Ahora bien, la historia bíblica, paradigmá– tica en una interpretación cristiana de la historia, hace patente a lo largo de sus páginas que los dos grandes agentes de la historia en acción y reacción mutua son los designios de Dios sobre el hombre y el acogi– miento que éste da a los designios divinos. La llamada y la respuesta, como se ha dicho. El pensamiento cristiano actual acepta plenamente que Dios continúa dirigiendo la historia en la que actúan los individuos y los pueblos dentro de su plan misterioso. Indudablemente, este plan divino se hace sentir sobre todo en la vida de los santos. Si Jesús prometió estar siempre con su Iglesia, de modo muy privilegiado está en sus santos, en los que re– side con su espíritu para presidir su vida y hacer irradiante su mensaje evangélico por una acción ejemplar y constructiva. Es obvio entonces que el pensador cristiano se pregunte por el designio divino al suscitar un determinado santo en la vida de su Iglesia. Lo dífícil para el pensador es dar aquí la respuesta. Sabemos que Dios no abandona su obra, ni es impotente para mantenerla fiel a su doctrina, como con blasfemia pensaba Iván Karamazov en la conocida novela de Dostoiewski. Pero ignoramos casi siempre los caminos ocultos y misterios por donde Dios quiere rea– lizar sus designios. La palabra inspirada de la Biblia nos habla detenidamente de estos caminos ocultos. Pero desde que se cerró la revelación oficial, Dios se

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