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96 EL MENSAJE DE LA BIBLIA de Nazaret es el Mesías y el Hijo de Dios, muerto y resucita– do por los pecados del mundo, el apóstol dilata pacíficamen– te el imperio de Cristo. En la Biblia t10do gira en torno a Cristo, desde las primerns páginas del Génesis, con el anuncio gozoso del Redentor, concretado y perfilado en las bendicio– nes de Ahraham, de Isaac, de Jacob y en las visiones y pre– dicación de los profetas, hasta el Evangelio y las Cartas de los Apóstoles, compendio luminoso y ejemplar de la vida, la obra y las enseñanzas de Jesús, no hay más que un mismo epicentro que vibra y se proyecb gozosamente: Cristo. De ahí la necesidad de volver constantementie a la Biblia para conocer la fisonomía inagotable de Aquel que ha de constituir el ohjfto único de la predicación del ~acerdote: uComo las abejas-dice San Ambrosio-, los sacerdotes prepa ran una miel dulcE' con la flor de las Santas Escrituras y com– ponen lo que es útil para la sal\'ación de las altnas». La Bi– blia, por lo tanto, ha de ser considerada como la fuente más importantie de la predicación. En ninguna parte mejor que en los Libros Sagrados E'ncontrará el sacerdote temas de su enseñanza: homilías, sermones solemnes, catequesis, exhor· taciones en el confesionario, círculos de estudio, conferen cías, etc. ((TODA ESCRITURA ES DIVINAMENTE INSPIRADA Y ÚTIL PARA ENSEÑAR)\ San Pablo, queriendo animar a su discípulo predilecto, y obispo de Efeso, Timoteo, a llenr una vida más perfecta. acorde con su estado, le recomienda la lectura de los Libros Sagrados, a pesar de que ya los conocía desde la infancia, ~orno reconoce el mismo San Pablo : «Pues toda la Escritura

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