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P. CAltLOS DE VILLAPADIERNA 85 tura reflexiva de las primeras páginas del Génesis hacen bro · tar en el alma del salmista. LA BIBLIA LIBRO DE MEDITACIÓN DIARIA DEL SACERDOTE La Biblia y, sobre todo, el Nuevo Testamento ha de ser el libro por excelencia de la meditación diaria del sacerdote. Se editan con profusión «meditaciones para sacerdotes», aun– que, confesémoslo sinceramente, bien pocas logran interesar verdaderamente, y no nos percatamos de que la Biblia es in– sustituible. Leer un pasaje, según la especial cricunstancia del alma, del Evangelio, de las epístolas, de los profetas, de los Libros Sapienciales, para hacerlo vida y sangre de nuestro espíritu en la meditación silenciosa ante el Sagrario, es la me– jor manera de penetrar el sentido profundo, la eficacia vital de la palabra divina. Mientras no se consiga que los sacerdotes y seminaristas lean la Biblia con esta fe viva y este gusto peculiar, capaces de mantenerlos estrechamente unidos al Verb~ de Dios, que les habla en cada línea de los Libros Santos, la formación de los seminaristas y la vida espiritual y apostólica de los sacer– dotes carecerá de un centro de energía y un foco de luz su– mamente importante. La Iglesia quiere que a los futuros sacerdotes se les in– funda tal veneración y tal amor a los Libros Santos, que «du– rante toda la vida encuentren en ellos el principal culto del entendimiento, ocupación del alma, solaz y fruición del co– razón» (Ilustración de la P. Com. Bíblica del 13 de mayo de 1950).

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