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EL ME.ÑSAJE DE LA BIBLIA Ley no se aparte nunca de tu boca, tenle presente día y no· che para procurar hacer cuanto en él hay escrito y así pros• perarás en todos tus caminos y tendrás buen sucesoi¡ (Jo sué, 1,8). San Pablo afirma en su segunda epístola a Timoteo la necesidad que todo pastor de almas tiene de estudiar la Sa · grada Escritura: ((Pero tú permanece en lo que has aprendí do y porque desde la infancia conoces las Sagradas Escritu– ras, que pueden instruirte en orden a la salud por la fe en Jesucristo. Pues toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en ia justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y con– sumado en toda obra buena» (2 Tim., 3,15-17). La importancia de la lectura de la Biblia podemos consídC' rarla desde tres puntos de vista : el espiritual, el científico y el pastoral. Artírnlo !.-En el aspecto espiritual El sacerdote, en virtud de las sublimes funciones que debe realizar, está obligado a vivir inmerso en una atmósfera de espíritu sobrenatural, en un coloquio silencioso, íntimo y per– manente con Dios. LO EXIGE SU MISIÓN Ningún libro mejor que la Biblia es capaz de alimentar y avivar esta comunión constante del sacerdote con Dios. En la Biblia se oye la voz del Espíritu Santo, alienta y vive el corazón de Cristo, «en quien se hallan escondidos todos lós tesoros de la sabiduría y de la ciencia)) (Col., 2,3), se refleja

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