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8o EL MENSAJE DE LA BIBLIA podemos comprender a fanfos siglos de distancia. Hav na– rraciones escabrosas, situaciones crudamente descritas. que pueden ser peligrosas para muchos lectores. De aquí la ne, cesidad de una autoridad infalible que determine exactamente el sentido de los pasajes y señale qué personas pueden leer– los. A menos de estar cegados por los prejuicios confesio– nales, ningún educador pensará lo contrario. Dr aquí las pres– cripciones sabias de la Iglesia, según las cuales se prohihe la lectura de Bihlias protestantes o que no lleven notas expli, cativas. Para confirmar cuanto venimos diciendo l1asta e;:;tudiár 1as innumerables sectas protestantes nacidas del principio del libre examen: cada uno tiene antoridad y suficiencia para in– terpretar los diversos pasajes de la Biblia como buenamente pueda ; de ahí la gama indefinida de sentencias, de opiniones :r creencias sobre 1111 mismo hecho o narración bíblicos. Toclo. esto ha hecho del protestantismo una amalgama de doctrina que se contradicen y destruyen mutuamente, fratrici<lamente. Y para eYitar este peligro, la Iglesia Catúlica manda que las traducciones de la Biblia contengan notas explicaüvas que orienten al lector en lo:< difíciles. oscuros, mantenien– do así la unidad e inmut,1hilidad de la fr, signos verdad.

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