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:ttL :MENSAJE DE LA BIBLIA tar; aquí, en los Santos Evangelios, se presenta a todos Cris– to, sumo y perfecto ejemplar de justicia, caridad y misericor– dia; y al género humano, desgarrado y trepidante, le están ahiertas las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual, no 1 podrán los pueblos ni los directores de los pueblos iniciar ni establecer ninguna tranquilidad de situación ni con– cordia de los ánimos ; allí, finalmente, aprenderán todos a Cristo, que fué hecho para nosotros por Dios sabiduría y jus ticia y santificación y redención.>> La disciplina exterior de la Iglesia romana ha podido mo– dificar ligeramente en el transcurso del tiempo con relación a la lectura de la Biblia por los fieles, pero sus principios no han cambiado nunca. De un lado, la Madre: Iglesia propor– ciona el Texto Sagrado a quien cree poderlo leer con fruto ; de otro, en su sabiduría oportuna y solícita, yeJa porque esta lectura no sea causa de ruina para sus hijos. También los judíos prohibían leer ciertos libros de la Sagrada Escritura antes de los trienta años, y los mismos protestantes tienden :i retringir la lectura universal e integral de la Biblia. Es necesario trabajar por que la Biblia sea cada día más conocida y amada, pero no todos están lo suíicientemcntv preparados para internarse por entre las páginas de Libro de los Libros. Se imponen siempre ciertas restricciones y cíer· tas normas orientadoras y restrictivas. Artículo LV.-Lert11ra de la Biblia en lengua imlgar: normas de la Iglesia Para evitar abusos y errores en materia religiosa, los cua– les se pretenden justificar en dichos o pasajes de la Biblia, la Iglesia se ha visto precisada a encauzar la lectura de la Bi– blia mediante normas orientadoras. Como dice San Agustín,

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