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68 EL :MENSAJE DE LA BIBLIA el libro, no solamente del sacerdote. sino de todos los fieles en general. Sus diversas partes no han sido esnitas para una categoría selectas de judíos o de cristianos. sino para toda la sinagoga y para toda la Iglesia. sobre todo el EYangelío y las cartas apostólicas dirigidas a las comunidades de fieles que nacían al cristianismo y, en ellos, a todos los cristianos de todos los tiempos. LA BIBLIA ALI:ME;;;TO ESPIRITUAL DE LOS PRIMEROS CRISTIA1';OS La Bihlia fué en los primeros siglo;; ele] cristianismo el ali– mento cotidiano y asidnn de la piedad y la oración de los fie les, no solamente de las clases superiores e instruidas, ,,:ino también de 18 plebf'. Esta práctica era recomendada por los santos y sabios doctores de la Iglesia. originando las traduc·– ciones en diversas lenguas, los manuscritos y comentarios. En lo tocante al Salterio, además de la recifoción litúrgi– ca, la Iglesia, sobre todo en los siglo,. pasado~. en nuestro siglo también. estimó, aconsejó y practicó la recitación pri– vada de los salmos, divinos en su origen, santificados por el nso que de ellos hicieron los santo;, -varones del Viejo Testa– mento y del Nuevo y sobre todo Nuestro Señor Jesucristo. Las cartas de San Jerónimo muestran cómo los utilizaban en su tiempo; en su elogio de Santa Paula se ve cuán familiares eran los salmos a esta Santa; se senía de ellos para excitarse a la paciencia, para consolarse en la tristeza. para resignarse a la pérdida de los seres queridos; ((deseaba aprender el he– breo-dice el Sant10-y de tal manera lo consiguió, que canta– ba los salmos en esta lengua y lo hablaba sin resabios de pro– mmciación latina,¡¡ En una carta de Santa Paula a Marcela escribe ella misma

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