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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA tura de la Biblia : ((Es útil y necesario en fodo tiempo, en todo lugar y para todo género de personas estudiar y conocer el espíritu, la piedad y los misterios de la Sagrada Escritura. Todos deben leer 1a Sagrada Escritura. La oscuridad santa de la palabra de Dios no es razón para que los seglares se dispensen de la lectura de la Sagrada Escritura. El domingo dehe ser santificado por los cristianos con lecturas piadosas y, sobre todo, de las Sagradas Escrituras. Es reprobable apar– tar a los cristianos de esfa lectura. Prohibir a los cristianos 1a lectura de la Sagrada Escritura, especialmente del Evange– lio. prohibir el uso de la luz a los hijos de la lttz y l1acer que sufran una especie de excomunión, etc.ll A pesar de la condenación. est;is ide;is de Quesnel fueron :1ctna1izadas más tarde entre los _i;insenistas. para ser proscri– t;is de nueyo en la Bula Auctorcm fidei, ele Pío VI de, agos– tio de 1794), contra los errores del sínodo de Pisfoya. Según los principios católicos sobre el Magisterio Ecle– siástico, instituído por Cristo para continuar su misión, para interpretar la legislación. para conseryar intacta 1a pureza de fe y de cost11mhres, la lectura de la Biblia de ningún modo e~ necesaria para la sah-ación. De lo confrario gran número ck hombres, imposibilitados por circunstancias varias para leer la Biblia tendrían cerrado el camino de salvación. Nunca. desde sus comienzos, 1a Iglesia, aunque ha recomendado y (•nsalzado el valor excelso de la Biblia, ha afirmado que su lectura fuese necesaria para la salvación. No cahe duda de que e1 fiel cristiano puede conocer y vivir las realidades dog– máticas y morales enseñadas por la Biblia sin qne haya leído ni una sola línea de ella. la Biblia y en la Tradición encontramos la Revelación luminosa de Dios a los mediante su Hijo ; pero es 4

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