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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA rión social. de sexo. desaparecen. La unidad espiritual de Is– rael era menos perfoctia: los prosélitos, las mujeres y los es– clavos no estaban en el mismo plano ante la Ley que el hom– hre iudío. El alcance de esta afirmación es inmensa parn el indivi– duo y la sociedad : proclamación ma~nífica de la unidad e igualdad espiritual por encima de todo particularismo. El na·· ,ionalismo _judío es t1n vestido demasiado estrecho qne SE' r;i,c;g-a por todas partes y que no sin-e al universalismo cris– foino. El mundo pa~ano con sus divisiones. sn desprecio dr fo muirr. c:ns desigualdades injnstas y la p!a,:a vE'rg-onzos;i <le 1a esrfa,:=t11d se conmueve en sus cimientos .Poco a poco Pl fernwnto cristiano irá abriéndosE' c;imino sin prisas im– prudentes v sin revoluciones que hubiesen agravad0 el ma 1 en lui::;ar dP llevar remedio oportuno. F:1 respeto de la per– "Ona humana v de la !fornid;:id cristiana. la íg-ualdad verd;i– ifera, 1a justicia y la caridad prevalecerían en definitiva. Idéntica radiante do<'trina expone San Pablo en las epís– tolas a los rie Efeso y a los Corintios (EL 4,7 y otros luga– r-es, I Cor., 12,12-27!, ;:i1 exponer 1a grandiosa concepción del Cuerpo Místico, el «gran misterioil-como le llama el Após– tol-concebido por Dios de,de toda la eternidad, mas reYela– ifo solamente en el Evanr~'E'lio, para salvar a todos los hom– bres sin distinción de razas, asemt'jándolcs a su Hijo en 1a unidad del Cuerpo Místico. VIDA DE LA PRIMITIVA C0MUN1DAD CRISTIANA El núcleo primitivo de cristianos hacía de esta fe y de esta doctrina vida práctica, pues dicen los Hechos de los Apósto– les que ((la muchedumbre de los que habían creído tenían un