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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 43 de Nabot lamerán los perros tu propia sangre». Y así ha– bla Yavé de Jezabel (esposa del rey): «Los perros comerán a Jezabel cerca del muro de Jezrael. El que de la casa de Ajab muera en la ciudad será comido por los perros, y el que muera en el campo será comido por las ayes del cielo.)> En el Antiguo Testamento la legislación Yigente en el pue– blo escogido se convirtió en un derecho social orientado ha– cia la justicia y el amor. «En la literatura de todos los pue blos no hay doctrinas sociales comparables a las de la ley y los profetas, sobre las cuales tantos ojos inquietos se han po– sado en el transcurso de los siglos, y de donde tantos cora– zones trabajados por la duda han sacado, en la lucha contra la injusticia, tanta alegría y espíritu de sacrificio.» EN LA ÉPOCA DE LOS PATRIARCAS Los hebreos, en la época <le los patriarcas y durante la permanencia en el desierto, eran nómadas. Entre los nóma– das o seminómadas, las tiendas, los utensilios, los rebaños son propiedad individual, pero los pastizales o no pertenecen a nadie o a las tribus que habitan en la misma región. Las tie– rras cultivables, cuando existen, pertenecen a los individuos o a la tribu; en este último caso, generalmente, se dividen cada año entre las familias. Cada año, en la tribu cristiana de Hegazin-dice el P. A. Jaussen, en Coutumes des Arabes au pays de M oab-las tierras de cultivos se sortean entre las familias, «de esta manera la pobreza no existe entre estas gentes, pues nadie puede acaparar el terreno, mas cada uno puede vivir, si trabajan.

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