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EL )!ENS.\JE DE LA BIBLL\ voluntad d,:; mi Padre, que todo el que ve al Hijo y cree en El, tenga ia vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (In., 6, 35 y siguientes). Podría servir de comentario a este pasaje la meditación breve, pero profunda de Federico Sciacca sobre los Panes y el Pan: "Tener necesidad es el hecho universal de la creación. La criatura es la que tiene necesidad" (Hello). "El hombre es petición: él pide su pan, hoy: "el pan nuestro de cada día, dánosle hoy". Este prodigioso indigente está siempre hambriento y sediento; come y bebe, y el pan y el agua son los alimentos de su hambre y de su sed, inextinguibles. Pan y agua tienen para él mil sentidos, responden a mil necesidades, para una de las cuales quiere un pan determinado, un agua determi– nada. Innumerables necesidades e innumerables panes; pero to– dos, necesidades y panes en plural, traducen la única necesidad del pan, en singular. Múltiple y multiforme es el hombre en sus gustos y deseos; miles y miles, en el fondo, las maneras de pedir aunque, aun cuando no lo sepa bien, siempre pide la misma cosa: el pan sustancial... Ese pan hay que quererlo hoy, pues mañana podría ser tarde; hoy, para que nadie muera antes de la hora de su propio pan: todos, en el fondo, desean, en la ex– periencia de la mnerte, saborear por primera vez el gusto de la vida." San Juan termina el Apocalipsis con una visión que encie– rra una cálida invitación a la lectura del Texto Sagrado: "Y me mostró un río de agua, clara como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero... Y me dijo: Estas son las pala– bras fieles y verdaderas, y el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, envió su ángel para mostrar a sus siervos las co– sas que están para suceder pronto. He aquí que vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro... Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin.

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