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EL MENSAJE DE LA BIBLIA tar otros nuevos, según los tiempos, circunstancias y lugares. Así contribuiremos a satisfacer los deseos expresados por el Romano Pontífice en 1950: "Os pedimos que empleeis vuestro mejor celo para que la Biblia se encuentre en cada hogar, para que esté a disposición del mayor número de hombres, a fin de que pueda ser leída y meditada asiduamente e influir profundamente en la vida de cada uno." Nosotros sembremos generosamente la simiente y esperemoe con paciencia que el Padre celestial la haga fructificar, porque "ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da crecimiento" (1 C., 3, 7).