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EL MENSAJE DE LA BIBLIA 37 una importancia ae _primer orden : es la carta, el mensaje que anuncia a los hombres la religión del amor a Dios y al prójimo. Los Evangelios y los escritos de los Apóstoles, donde se narra la vida <le Cristo y de sns seguidores, son fuentes perennes de oneuración, <le ejemplos luminosos y per– durables. 2) El Decálogo.-A la luz de estos dos prínc1p10s-que fundamentalmente se fusionan en uno solo-la Biblia, a lo largo de sus páginas, va dando normas y enseñanzas para regular la conducta de los hombres en las circunstancias di– versas de su vida y actividad ; de tal manera que estas ense– ñanzas constituyen un rico filón de moralidad permanente. Así, por ejemplo, los Libros Sapienciales intentan esencial– mente la solución práctica, concreta, de los grandes proble– mas propuestos a la razón humana por los mismos aconte– cimientos cósmicos de cada día: Dios, origen y de,stino del hombre, el derecho, la felicidad, las relaciones sociales y po– líticas. Las orientaciones y enseñanzas morales del Antiguo Tes– tamento, y en especial de los Libros Sapienciales, adquie– ren en el Nuevo un realce más transcedente y espiritual ; la moral predicada por Cristo tiene por fin transformar y subli– mar la vida de los hombres y modelarla según las caracterís– tücas del reino de Dios, maravillosamente expresadas en la Carta Magna de este reino, el Sermón de la Montaña. La vida misma de Cristo es un ejemplo perenne y eficaz de con– ducta. Los escritos apostólicos son la proyección espléndida y viviente del fervor religioso en los primeros tiempos de la Iglesia. Jesús es la fuente rebosante y clara de sus ideas re– ligiosas. Aunque gran parte de las epístolas apostólicas sean escritos circunstanciales, encierran, no obstante, una signifi-

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