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P. CARLOS DE VJLLAPADIERNA galería de hombres ilustres tan rica y variada, ejemplo de virtu– des heroicas, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento; y, sobre todo, ningún libro puede proponer a los hombres tan directamente el ideal de perfección y el destino definitivo y ul– tramundano como la Biblia, palabra revelada por Dios mismo a los hombres. Haciendo cada noche la lectura de la Biblia, alternando el Antiguo y el Nuevo Testamento, en secciones a tono con la capacidad de los oyentes, o siguiendo las sugerencias de la li– turgia dominical, la Biblia es medio insustituible de formación, no solamente religiosa, sino también moral y humana. "Aprovechando el momento más intenso de unión, realizado por 1a oración en común de la tarde, puede hacerse la lectura de la Biblia. Renovando su lectura en un ambiente de silencio y recogimiento, la Palabra de Dios tiene que penetrar profun– damente; leída con solemnidad y simplicidad en el momento de la plegaria, se convierte ella misma (la Biblia) en oración." Así, el niño o el joven entrando progresivamente en el conoci– miento de la Historia de la Salvación, y los temas tradicionales de enseñanza en la catequesis y liturgia de la Iglesia a través de los siglos, se le hacen familiares y más inteligibles leídos en su contexto adecuado. c) Ambiente pedagógico.-Sería muy útil revisar y adap– tar los métodos pedagógicos de educación y formación cristiana, dando a la Biblia, a la Palabra de Dios, valedera para todas las coyunturas y circunstancias de la humana existencia una fun– ción más relevante y eficaz. Los catecismos, admirable compen– dio de Teología, carecen en absoluto de intuición y adaptación pedagógica. El niño se limita a repetir maquinalmente, casi in– consciente, unos términos raros, unas afirmaciones doctas, que no entiende y no puede entender por mucho que se esfuerce; y

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