BCCCAP00000000000000000000429

EL MENSAJE DE LA BIBLIA AMOR AL PRÓJIMO Este primer principio de moralidad halla su contrapun– to necesario en el amor al prójimo ; podemos decir que el amor a Dios y c'l amor al prójimo son dos manifestaciones de un solo y único amor ; ambos se entrelazan y completan misteriosamente de tal manera que el amor a Dios se reali– za solamente si amamos a los demás hermanos. Ha sido San Ju:1n, principalmente, quien más hondo ha calado en esta unir'in indisolnhle entre el amor a Dios y el amor al prójimo. «Si alguno dijere: Amo ,1 Dios, pero aborrece a su herma– no, miente. Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve. Y nosotros te– nemos de El este precepto, que quien ama a Dios ame tam bién a su hermano)) (I, Jn., 4,20-21). «El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, ése está aún en las tinie– blas)) (I, Jn., 2,9). San Pablo ha expuesto y analizado de un modo inimita– ble el valor, las cualidades y la excelencia de la verdadera caridad en una página sublime, llamada con razón el «Cánti– co de los cánticos de la c;i,ridad cristiana)). Todo cristiano de– bería saher de memoria este himno y esforzarse por realizar en su vida la experiencia de la caridad aquí descrita. Com– prende el capítulo 13 de la primera epístola a los Corintios: «Si hablando lenguas de hombres y de ángeles no '[ tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe .. _ .. La caridad es paciente, es benigna ; no es envi– diosa, no es jactanciosa, no se hincha ; no es descor– tés, no es interesada, no se irrita, no piensa mal... Por eso para la vida moral del hombre la Biblia encierra

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz