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37 2 EL MENSAJE DE LA BIBLIA dial de su vida. La idea que domina toda la Biblia es la fe en la fuerza del bien dentro de la humanidad, y este bien, a pesar de todos los obstáculos, encarnados en hombres diabólicos y per– vertidos, triunfará definitivamente un día. Desde los comienzos de la historia humana, la victoria del reino de Dios es prome– tida en la victoria que alcanzará Cristo al final de los tiempos. Tenemos los cristianos grandes y espléndidas promesas para turbarnos en medio de las persecuciones, del odio satánico, de las mofas y burlas soeces. Pueden los hombres continuar mul– tiplicando sus pecados, sus blasfemias y sacrilegios; Dios lo ve y se ríe, porque hay una sonrisa de Dios mucho más terrible que su cólera y es la sonrisa del amor despreciado, ya que re– dención no significa que porque un hombre sea inagotable en su maldad, Dios tenga que ser inagotable en su espera paciente. Nadie como el cristiano puede contemplar impasible y con ojos optimistas los acontecimientos, porque nadie como El conoce las seguras promesas de triunfo. "En una de las novelas de Tolstoi, Sevine, que acaba de ce– lebrar sus esponsales, pasea por las calles de la ciudad y lo en– cuentra todo admirable; el cielo es más bello, los pájaros cantan mejor, el viejo portero la mira con admirable ternura. Pero Se– vine, en este día hubiera sido feliz en cualquier ciudad. Hubiera visto personas y cosas completamente distintas y también las hubiera hallado admirables. Lleva consigo la luz que hace todo tan bello y esta luz es la esencia de su felicidad" (André Mau– rois, Sentimientos y costumbres).