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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 347 el célebre convertido Peter Wuts-no aprende lo que es confor– me a su naturaleza profunda más que en los trastornos angus– tiosos de su destino." Hay en alemán una rima que expresa una verdad muy vital e íntima: En cada dolor detente a pensar: ¿qué misión llevará para mí... ? Pues, cree, para sólo hacerte llorar no te envía Dios penas a tí. Es en el conjunto armónico del Universo donde se realizan los planes de Dios. La razón divina posee y dispone de todos los hilos que van tejiendo el cañamazo de las realidades cósmi– cas, y así el Universo tiene un sentido, una orientación. Este sentido, esta finalidad Dios lo ve y solamente es parcialmente inteligible al espíritu del hombre. Los trastornos que acaecen en los pormenores de la economía universal son tales solamente para los pobres y limitadas perspectivas del hombre. Vistos, sin embargo, desde el plan divino, se insertan en el orden, en la armonía del todo. Luego el individuo sirve también a las inten– ciones más vastas y universales de Dios. El hombre no compren– de los caminos de Dios en el gobierno de su destino. Tal es su estado, a no ser que tenga en este caso la sabiduría, teóricamen– te explicada por Job como la esencia misma de la religión: de reconocer las sabias disposiciones del proceder divino, de cur– varse en resignación sosegada y, lleno de confianza, arrojarse en sus brazos... La respuesta al problema del dolor no es la renuncia de– finitiva y malhumorada del pesimismo. Es, al contrario, la quietud previa del optimismo, que conoce en Dios la solución de todos los enigmas torturantes. Es, en último término, la pie– dad profunda y humilde, que se inclina con respeto artte la

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