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EL MENSAJE DE LA BIBLIA hombre probado con todos los dolores y desprecios: "Dichoso el hombre a quien castiga Dios. No desdeñes, pues, el castigo del omnipotente. El es el que hace la herida; quien la venda; El quien hiere y quien cura con su mano (Job, 5, 18-18). Porque el Señor no castiga para siempre a los hombres. Si tú dispusie– ras tu corazón y alzases a El tus manos... te sentirías seguro y nada temerías. Pero los ojos del malvado se consumirán, no habrá para él escape alguno y su esperanza será el último sus– piro." Hay que decir igualmente que el sufrimiento tiene también una función preventiva. Esta idea se expresa manifiestamente en el discurso de Elíu, amigo de Job: "Dios es sublime en su poder, ¿quién como El terrible?" (Job., 36, 22). "Habla Dios de un modo, habla de otro, pero el hombre no le entiende... , le corrige con dolores en su lecho, con dolor continuo de sus hue– sos; su vida tiene asco del pan, y su alma del manjar más ex– quisito, y se consume su carne hasta desaparecer, y aparecen los huesos que antes no se veían; y le aterra con sus apariciones para retraerle del mal y precaverle contra la soberbia" (Job., 33, 14-20). El libro de Job nos muestra cómo el paciente idumeo ha encontrado, a pesar de todo, el verdadero camino en la fe y en la confianza en Dios; sin sufrimiento no habría hombres tan ejemplarmente pacientes; sin lucha, no existirían tales héroes. Job demuestra igualmente que los mejores pensamientos, los sentimientos más profundos nacen del sufrimiento. Si no fuese así, ¿cómo explicar la vida y la obra fecunda de Nino Salva– neschi, el ciego admirable que ha escrito tantas y tan sublimes páginas sobre la excelencia del dolor? El hombre, entre los moldes del dolor, se forja una personalidad sublimada y tras– cendida. Así, el mal colabora a la realización del reino de Dios, y Satanás mismo se convierte en una fuerza que quiere siempre el mal y obra sie~pr el bien. ¡Qué consuelo en esta idea de la
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