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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 341 en un mar de incertidumbre e incapaz de prever y preparar el futuro más inmediato... Lo que razonablemente podía esperarse no se realiza, la muerte ronda en torno nuestro; nos acecha y cae sobre nosotros como el tigre sobre su presa. ... En estos momentos es cuando el hombre vuelve la vista a Dios. El angustioso espectáculo de su pequeñez y de su impo– tencia le remite al origen de toda grandeza y de toda fuerza. El vendaval que sacude las altas construcciones humanas sobre la faz de la tierra, enciende o reaviva en la intimidad de las almas -de muchas almas-las llama clara de la fe, de la serena es– peranza y del amor a Dios. Gracias sean dadas a la Providencia, que en estos períodos de probación consiente los males para extraer de ellos muy mejores bienes y, a veces, para enderezar el curso torcido de muchas vidas, tanto de individuos como de naciones...." Estas palabras tan humanas, tan íntimamente conmovedo– ras, solamente las puede escribir quien, como García Morente, haya experimentado desgarradoramente en su propio corazón la eficacia salvadora del sufrimiento. IDEA CONSOLADORA DEL SUFRIMIENTO A TRAVÉS DE LA BIBLIA Quien no se deja subyugar por los lazos del amor se ve obli– gado un buen día a volver a Dios envuelto en las redes del do– lor, del castigo, de la pena moral que socaba y derriba el alma La Biblia, libro de Dios a la Humanidad, nos habla claramente de esta eficacia del dolor en la conversión del hombre. Por eso toda la Biblia proclama la idea consoladora del sufrimiento y de la conversión. Lo vemos en las palabras de los tres amigos de Job, el

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