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P. CARLOS DE VILLAPADlERNA Dios proclamado en cada página de la Biblia, liberta al hombre de la desesperación. El taedium vitae, el hastío de la vida, carac– terístico de la filosofía existencialista de Nietzsche y Sartre tiene origen en la ausencia de Dios, en la falta de confianza en el Dios de todo consuelo, y sin esta confianza en Dios, no le queda al hombre sino la desesperación, la ampolla de veneno o la bala del revólver. ANSIEDAD DEL HOMBRE MODERNO En otros tiempos los hombres sentían ansiedad por su alma; esta ansiedad se ha convertido hoy en angustia, fruto de esa ansiedad que sólo se preocupa del cuerpo. Las principales pre– ocupaciones de la actualidad son las de la seguridad económica, la salud, el cutis, la riqueza, el prestigio social y el sexo. "Al leer los anuncios modernos, se creería que la mayor calamidad que puede acaecerle a un ser humano es la de tener las manos arrui– nadas por el fregado o una tos de garganta." La angustia crece a medida que el hombre se aleja de Dios. Como Nietzsche in– tenta buscar sustitutos de Dios: arte, superhombre, cultura, vo– luntad de poderío, eterno retorno, pero ninguno de los mitos que él inventa ha lo·grado a sus ojos reemplazar al Dios ausente; ni el arte, ni el genio, ni el saber histórico, ni el superhombre, ni el eterno retorno, ni "esa voluntad de poderío", cuya inven– ción señala en el derrumbamiento trágico de la razón de Nietzs– che el ultimo fracaso de sus esfuerzos para remediar válidamen– te la "muerte de Dios". La lectura de la Biblia, libro eterno de la Humanidad, llena el alma del lector de una seguridad y una calma que desearían todos los defensores de filosofías y sistemas existencialistas. La palabra de Dios llena el corazón del hombre de confianza, por-

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