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322 EL MENSAJE DE LA BIBLIA la metapsíquica atestigua este hambre morbosa de "tocar", de coger, de apresar, como se apresa a un malhechor, la eficacia religiosa en el mundo". DIOS OBRA E INFLUYE EN LA HISTORIA Y EN EL DESTINO DE CADA HOMBRE A pesar del silencio aparente, Dios obra e influye eficaz– mente en la historia y en el destino de cada hombre. Dios es el creador, el conservador y dueño absoluto del mundo. Esta idea late en cada página de la Biblia. Es la voluntad moral de Dios único y no una especie de fatum ciego o los astros del cie– lo, quien dirige todas las cosas del mundo. Dios encauza toda acción y cada cosa en el mundo hacia su último fin, lo mismo el destino de los pueblos y de los estados que el de cada indi– viduo en particular. Así desaparece la concepción materialista que algunos se hacen de un mundo sin Dios y en cuyo engra– naje los hombres, los desgraciados hombres, han sido lanza– dos y ruedan sin rumbo fijo. El hombre que no quiere admitir la acción de Dios en los acontecimientos humanos vive carcomido por un sentimiento de horror, de espanto que le mata lentamente, angustiosamen– te. Piénsese en cuántos seres humanos hay hoy día que carecen de todo plan de vida y que viven envueltos en una atmósfera de temor; los animales no tienen ese miedo subjetivo, porque no tienen un destino eterno. Los puercos no se inquietan ni hastían. Pero el hombre vive entre dos mundos. Por un lado siente sed de infinito, anhelo, ansia innata que no puede elu– dir, por otro lado, se aferra a lo infinito, a lo caduco, volvién– dose de espaldas a la acción de Dios en él. El hombre moderno-que se obstina en cerrar los ojos a

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