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DIOS INFLUYE EN EL DESTINO DE CADA HOMBRE La Biblia es el libro por excelencia de la Providencia y de la acción de Dios en el mundo. El canónigo belga Charles Moeller, en su obra enjundiosa y exhaustiva, Literatura del siglo XX y Cristianismo, en el primero de los seis gruesos to– mos de que costará, titulado "El silencio de Dios", escribe, con sentido certero y preciso: "Hay períodos en que los hombres notan con más claridad la aparente ausencia de Dios en el mundo. Este es uno de esos períodos. Nuestro siglo, tiempo de apocalipsis, se ahoga bajo la plétora de falsos profetas. Co– menzamos a ver con qué leña se calientan esos señores. No queremos ya nada con ellos. Y, sin embargo, millones de víc– timas sufren: dos hombres de cada tres no tienen bastante para vivir. .. Los cristianos parecen sufrir incluso más que los otros: no están exentos de las plagas universales, y, por otra parte, les abruma el sentimiento del pecado. Vacilan ante el espectáculo de la Iglesia perseguida; se acobardan ante la apostasis plane– taria. Se les exige ser cruzados todos los días y no se sienten con fuerzas. Ante este enigmático silencio, algunos cristianos desearían una manifestación sensacional de Dios, una especie de trueno celeste que serenara de una vez la atmósfera y con– dujera nuevamente a la fe a la masa de la humanidad. La fas– cinación ejercida por las diversas formas de espiritismo y de
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