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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 3o3 pulsaba al socorro recíproco, hasta esos lazos un poco conven– cionales que nos agrupaban, ya no existen... Las almas se han vaciado de religión, lo que quiere decir que van sin frenos; creer, muchas veces es sólo un motivo para morir más pronto." CRISIS DE ESPERANZA La filosofía moderna-madre y al mismo tiempo hija del hombre moderno--está constituída por un conjunto de doctri– nas, que lleva el nombre común de existencialismo. El existen– cialismo es una filosofía de angustia y desesperanza. La angus– tia, la inseguridad, la inquietud, radica en la carencia de es– peranza. Jean Paul Sartre es quizá el hombre que ha populari– zado más desgarradoramente la angustia, el tedio, la amargura que tortura el alma del hombre contemporáneo. Sus obras, tan– to las filosóficas como las literarias, están en el índice de libros prohibidos, y en todas ellas se nota la influencia del demonio de la perversidad, pero tienen el mérito de poner al desnudo el tremendo vacío en que se debaten los hombres. Y habiendo matado voluntariamente a Dios, la noche de la duda y de la desesperación se hace total y absoluta. Pero no es esto lo peor de nuestro mundo. Lo más grave y alarmante de la presente generación es la crisis de la espe– ranza sobrenatural de los cristianos. Y esta falta de esperanza se alimenta con la decadencia del espíritu evangélico, realiza– da principalmente en tres campos: descristianizaciin en el cam– po de las ideas. El llamamiento de los metropolitanos españo– les a los intelectuales españoles católicos es un síntoma ale.ccio– nador. Descristianización en el terreno de las costumbres: in– moralidad sexual, conceptos paganos sobre las relaciones, el amor, el matrimonio, el control de la natalidad, la educación