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P. CARLOS DE VJLLAPADIERNA 299 He afirmado que en el fondo de la humanidad de nuestro tiempo late una inquietud permanente, una desesperanza, a la que el hombre ha llegado por múltiples y diversas causas. Bas– ta para convencerse de esta triste realidad, leer la literatura y filosofía modernas: rezuman desesperación, angustia, tedio y vacío. EL EXISTENCIALISMO O LA DESESPERACIÓN El existencialismo, doctrina filosófica tan actual como inútil, ha sido calificado de filosofía del desastre, porque es la nega– ción de todos los valores que perfeccionan y ennoblecen al hom– bre. Sus principales representantes, Nietzsche, Heidegger y Sar– tre, coinciden en la supresión de la esperanza, del amor; su an– gustia es atea y nihilista. Pío XII, dirigiéndose al Congreso In– ternacional de Filosofía en 1946, enjuicia así esta doctrina: "Con ocasión de vuestro Congreso se ha hablado del existen– cialismo como "de la filosofía del desastre". Filosofía del de– sastre, es d~cir, frente al abandono del hombre en el torbellino cósmico después que la razón ha fracasado en su intento, des– pués de haber buscado en vano el punto absoluto, el funda– mento seguro sobre el que pueda edificar sólidamente la vida. Nos no tenemos el propósito de entrar ahora en un estudio del existencialismo, pero preguntamos: ¿Le queda a la filosofía otro camino que no sea el de la desesperación, si no halla sus solu– ciones en Dios, en la eternidad, en la inmortalidad personal? Nos pensamos que los sucesos de los últimos decenios han ha– blado un rotundo lenguaje sobre las cuestiones que acabamos de enumerar." El Papa pone certeramente el dedo en la llaga: si la filo– sofía no halla solución en Dios, no le queda otro camino que

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