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EL SIE:-iSAJE DE LA BIBLIA "Maltratado y afligido-dice Isaías de Cristo-no abrió la boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores; Dios cargó sobre él la iniquidad de todos nos– otros." El capítulo 53 del profeta Isaías, punto culminante en el Antiguo Testamento, es fuente de luz que ilumina inesperada– mente su espíritu. Zolli cree ya que Jesús en el Calvario realiza la profecía de Isaías. Pero le falta aún amar a Cristo. Por eso le estudia con avidez angustiosa en el Evangelio. "Leía a me– nudo-confiesa el mismo Zolli en su libro Mi encuentro con Cristo. Autobiografía-el Evangelio; en verano lo leía paseando por el campo para saborear su dulzura e instruirme cada vez más. Mi amor al Evangelio iba creciendo a medida que avan– zaba en su lectura. Hace muchos años que tengo por costumbre meditar, antes de acostarme, algún pasaje del Antiguo o del Nuevo Testamento." Juntamente con el amor al Evangelio, ibra creciendo en él el amor a Cristo, hasta que un día feliz, inundado de luz, el alma serena y quieta, pronuncia las palabras que le unirían de– finitivamente a la Iglesia: "Jesucristo, soy tuyo ... Jesucristo es el camino y el guía seguro. Soy feliz amando a Jesús. Quisiera que todos le amasen. ¡Qué bella sería la vida así!" Recordaré siempre con emoción el entusiasmo con que el profesor Zolli nos hablaba de la sublimidad de los Evangelios, durante las clases de literatura Bíblica en el Instituto Bíblico, de Roma. Nadie mejor que él podía comentar plenamente las pa– labras de Cristo: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y abrumados, que yo os aliviaré." (Mt. 11,28.) Dentro del Catolicismo, la Eucaristía y la Biblia son las dos fuentes inagotables y fecundas de fuerza, de vida, de luz y de consuelo. El profeta Isaías describe en forma sencilla y poé– tica la eficacia de la palabra de Dios: "Como baja la lluvia y