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P. CARLOS DE VJ:LLAPADIERNA 285 Relámpago y trueno, luz y tinieblas precisan su tiempo para ser vistos y oídos. Esta acción dista de nosotros con una lejanía mucho mayor que la de las constelaciones en el misterio de los cielos, y, sin em– bargo, ellos la han llevado a cabo... Se cuenta, además, que el hombre frenético-entrando en distintas iglesias-entonó el Re– quiem aeternam Deo. Al salir y ponerse a hablar, exclamó: "¿Qué pensáis que son esos templos sino sepulcros y monumen– tos funerarios de Dios?" De este modo drástico y espeluznante describe el filósofo Nietzzche la angustia horrible, el vacío inconmensurable del hombre moderno que, esperándolo todo de la técnica, ha rene– gado de Dios; pero la técnica no puede colmar su espíritu, y he aquí al hombre convertido en el ser más torturado de la crea– ción. No halla el hombre sobre la tierra quien le pueda respon– der a las preguntas: ¿Por qué? y ¿Adónde?, que le acucian in– quietadoramente. Nunca hallará respuesta, nunca brillará para él la luz de la verdad. Solamente existe un libro sobre la tierra capaz de llenar las aspiraciones supremas del hombre; él sólo puede imprimir en el hombre el sello de la verdad, y ese libro es la Biblia, la carta escrita por el corazón de Dios al corazón del hombre; sólo ado– rando en fe al Dios del misterio, oculto en las páginas del Texto Sagrado y mediante ellas y su Iglesia, revelado a la Humanidad, el hombre podrá encontrar solución para las inquietudes que ha abierto en él el misterio de Dios. EL LIBRO DE SIETE SELLOS Y DESTINO DEL HOMBRE Es muy significativa a este propósito una visión que narra San Juan en su Apocalipsis. En esta visión le fué dado contem– plar el cielo. Vió a Dios sentado sobre el trono. Tenía en su
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