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P. CARLOS DE VJLLAPADIERNA 281 3. INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS SANTOS LUGARES Pío XII ha trabajado incansablemente para llegar a una solución estable. Esta preocupación se manifiesta en sus tres encíclicas, en las que aborda el problema de Palestina exclusi– vamente: Auspiciam Quaedam (1948), In Multiplicibus Curis (1948) y Redemptoris nostri (1949). El 23 de octubre, el Osser– vatore Romano daba a conocer la Encíclica In Multiplicibus Curis, en la que el Santo Padre pedía a los católicos del mundo aunasen sus esfuerzos para lograr una pronta y definitiva solu– ción al conflicto entre árabes y judíos: "No creemos que el mun– do cristiano pueda presenciar indiferente o con una indignación estéril cómo la tierra sagrada, a la que todo el mundo se ha acercado con el más profundo respeto, para besarla con el más ardiente fervor, es pisoteada por las tropas en guerra y alcanzada por bombardeos aéreos." El 25 de abril de 1949, terminadas ya las hostilidades, el Papa dirigía al mundo católico su Encíclica Redemptorís Nostri, en la que reiteraba su petición de internacionalización de los Santos Lugares y concretaba sus deseos en los siguientes pun– tos: establecimiento de un régimen internacional en Jerusalén y suburbios; seguridad y protección para todos los Lugares San– tos de Palestina, existentes no sólo en Jerusalén, sino en las de– más ciudades y aldeas, garantía para el libre acceso y tranquila estancia de los peregrinos, libertad para todas las instituciones católicas de instrucción, beneficencia... que tan espléndida hoja de servicios poseen en aquellas tierras; manteniendo de todos los derechos que los católicos han adquirido durante siglos de permanencia en los Santos Lugares. En 1948, la O. N. U. aprobó el proyecto de internacionali– pero árabes y judíos se habían posesionado de Palestina y no estaban dispuestos a ceder la más mínima parte de tierra