BCCCAP00000000000000000000429

P. CARLOS DE VILL\PADIERNA cribía el Papa San Pío X: «Nos, que deseamos restaurar todas las cosas en Cristo, nada desearnos con tanto ardor como el que nuestros hijos lean los Evangelios, no solamen– te con frecuencia, sino todos los días, ya que son principal– mt';1te ellos los qne nos enseñan cómo deben ser restauradas todas las cosas en Cristo.)) Y Benedicto XV recomendaba: «A ejemplo de San Jerónimo, jamás nos cansaremos de ex– hortar a todos los cristianos que kan todos los días los Santos Evangelios.JJ El Papa felizmente reinante abunda en idénticos deseos ; de él es esta consigna: ((Ningún hogar sin Evangelio.)) Antes de León XIII-como medida prudencial de la Igle– sia-si un católico quería leer la Biblia en lengua vulgar debía pedir permiso explícito ; a partir de León XIII la dis– ciplina de la Iglesia ha cambiado, y cualquier católico puede libremente leer la Biblia con tal que use una ediciót~ católica. El Cardenal 1\fanuel Suhard, arzobispo que fué de Pans, corazún sensible a todas las inquietudes, a todos los pro– blemas del complicado vivir moderno, gran propulsor del movimiento sacerdotal ohrero, señala entre los medios de nn eficaz retorno a Dios, la lectura de la Biblia: «Como re– acciún contra la tesis protestante, que fundaba en ella el li– bre examen, los católicos se han retirado mucho tiempo de la riqueza infinita de la Palahra de Dios. Hoy, este peli– gro ha quedado conjurado, y vemos con alegría aparectr una corriente, cada vez más fuerte, en favor de los libros inspirados. Educados en un mundo científico, técnico y ma– terialista, los intelectuales de este tiempo no encuentran ya a Dios en los cuadros antiguos. Y a este Dios, que actúa en la Historia, Yolverán por un retorno a la economía bíblica. Nos, alentamos este movimiento con las precauciones que se imponen para permanecer en la verdad de la fe, de h.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz