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EL MENSAJE DE LA BIBLIA en Israel; en cualquier autobús, hotel u oficina hallará algún compatriota suyo... Aunque unidos todos por idénticas aspiraciones sionistas, no obstante, la división entre ellos es enorme; se consideran como habitantes de naciones distintas, se insultan y desprecian mutuamente, originando todo ello un estado de disgregación interna alarmante y lamentable. Es un auténtico mosaico racial y lingüístico carente de armonía. El tipo de judío más común es el de origen español o se– fardita. Al ser expulsados de España, se establecieron en el norte de Africa, en los Balcanes, Grecia y Turquía. Junto con la nostalgia de la península Ibérica han conservado la lengua, un tanto esteriotipada y mezclada con vocablos italianos, grie– gos y eslavos. El pueblo de Ainkarim, por ejemplo, a cuatro ki– lómetros de Jerusalén, antes completamente árabe y cristiano, está hoy ocupado por estos sefarditas procedentes de las nacio– nes balcánicas. Su pronunciación es interesante y curiosa, más oscura que la nuestra y con acento tirando al portugués. Dicen, por ejemplo: pasáros (en vez de pájaros), Benyamin, dison ... Cuando hallan a algún español, saltan de alegría y se deshacen en atenciones. Muchos de ellos son súbditos españoles, y aun– que viven en Israel y en otras naciones, el pasaporte es español. Por lo general, guardan gran afecto hacia España y hacia Fran– co personalmente, lo cual no sucede entre los judíos proceden– tes de Francia e Italia, que son numerosos también. Entre los emigrados, los judíos nacidos en Rusia o países anejos forman el grupo más numeroso. Todos los jefes sionistas más notables son rusos de nacimiento: Chaim Weizmann, David Ben Gurion...
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