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P. CARLOS DE VJLLAPADIERNA 261 2. ORGANIZACIÓN DEL ACTUAL ESTADO DE ISRAEL Al estallar las hostilidades en el año 1948 vivía en Pales– tina 1.761.000 habitantes, de los cuales unos 600.000 eran ju– díos aglomerados principalmente en las ciudades de Tel-Aviv, Haifa, Tiberiades, Jerusalén... ; los recuerdos más trascendentes para el cristiano se hallan principalmente en manos árabes, el Santo Sepulcro, Getsemaní, Litóstrotos, Betania, Belén, el Pozo de la Samaritana, etc. Los judíos poseen, en cambio, Nazaret, el Cenáculo, la iglesia de la dorrnición de la Virgen María y los sitios cordiales, pero menos trascendentes, del Tabor y Tiberia– des. De 26.000 kilómetros cuadrados, poco más o menos, que tenía Palestina, 20.000 son de Israel y 6.000 de Jordania. Pueden adivinarse las dificultades que esta división geográ– fica origina a los franciscanos residentes en Palestina, que cus– todian con cariño sagrado los Santos Lugares, y también al pe– regrino que cómodamente desea visitar la tierra santificada por la presencia terrestre del Hijo de Dios; éste debe internarse en Palestina por Beirut y Damasco, dando una vuelta enojosa y larga. ¿Cuáles son las relaciones entre estos dos pueblos, nacidos prematuramente por obra y gracia de los manejos inconfesa– bles de una política oportunista y miope? Una palabra resume las relaciones entre el mundo árabe, aferrado a las viejas tra– diciones, y el mundo judío, europeizado y progresista: el odio; odio intenso y sempiterno. Los árabes esperan y preparan el día de la venganza; los judíos saben muy bien qué piensan sus enemigos: "Pasarán diez años, pasarán cien años, mil años si queréis, pero al fin nos vengaremos." Este es el deseo acaricia-
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