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P. CARLOS DE VJLLAPADIERNA espinoso problema, a saber: el /análisis ,de la radiactiv<lad del «carbono)), realizado ¡en uno de los trozos de tela que envol– vían algunos de los manuscritos. El análisis 1o llevó a cabo e.1 Instituto de Estudios Nucleares de Chicago, llegando a la conclusión de ,que el lino de que habían sido 1hechas las telas se ,había desano'llado en el año 33 de la Era Cristiana, con un margen de error de doscientos años, es decir, entre. el año 167 a. de Cristo y el 233 d. de Cristo. Pero los nuevos ,hallazgos en Wadi Murabba'at y en KJhir– bet Mird aportaron luz abundante. Muchos de los manuscri– tos de Wadi Murabba'at y de K:hirbet Mird llevaban explícita la fecha, y en o.tros era fácil deducirla, al menos aproximada– mente, ¡pues iban perfectamente encuadrados ¡por las monedas y cerámica. Con ello teníamos ya un término preciso y defi– nido de comparación. Además, ,en las excavaciones de Khir– bet Qumran se encontró una tinaja de heohura idéntica a las que contenían los primeros manuscritos ; por tanto, los ma– nuscritos de la cueva había que relacionarlos con los habitan– tes de ¡este lugar. Hoy se admite como cierto que Khirbet Qumran son los restos de una especie de monasterio donde vivía un grupo de hombres separados de los demás, con sus reglas, sus ri– tos, su organización y jerarquía. Estos hombres, que al juz– gar por las excavaciones, .se habían establecido allí a finales del siglo1 segundo antes de Cristo, se ,eclipsaron con la guerra del año 70, en ,que el edificio fué destruído y convertido en fortaleza romana. Los habitantes de este lugar, cuya cerá– mica coincide con la de las cuevas, escondieron sus manus– critos ante ]a inminencia de la invasión para preservarlos de ser destruídos. Por tanto hay que datarlos con anterioridad al año 70.

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