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250 EL MENSAJE DE LA BIBLIA enemigo vuelve a la carga y la lucha se extiende a todas las naciones. Parece pertenecer al génuo apocalíptico : des– cripción de ejércitos, estandartes, trompetas, arengas de je– fes y aclamaciones de victoria. 3) Dataci.ón de los manucristos.-Se discutió mucho acer– ca de la datación de los documentos descritos ; las disputas se hicieron verdaderas batallas campales entre los sabios. ¿ Eran manuscritos de época antecristiana o poscristiana ? ¿ Quién los colocó en aquella cue.va? Unos ihablaban de una especie de «genizah» (lugar don– de se arrojaban los libros que no servían ya para el uso) ; otros creían tratarse de material escondido en los momentos de peligro. Además, los manuscritos no tenían fecha algun:i ni datos históricos claros que pudieran arrojar luz. Em– pleáronse varios procedimientos de datación. Se apeló a la paleografía, pero muchos no le daban valor probativo, pues la pa'leogTafía hebrea, a diferencia de la griega y latina, no es una ciencia que permita deducir consecuencias claras, de– bido a la escasez de documentos que sirvan de basé. Tampo– co la prueba arqueológica era apodíctica, pues el material encontrado era muy escaso y consta que hay tipos de cerá– mica qut perduran durante mucho tiempo después de la apa– rición de otros nuevos. Quedaba el testimono del examen interno de los manuscri– tos, pero tampoco hubo unanimidad en la determinación del tiempo a que pertenecían. Unos, la mayoría (Albright, Bu– rrows, Sukenik, Trever, 'Dupont-Sommer, De Vaux, Bea, etcétera), se inclinaban hacia una época antecristiana; otros los atribuían a época cristiana, o más, aún los bajaban hasta la Edad Media, ,como Zdtlin. Sin embargo, una nueva prueba arrojó gran luz sobre tan

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