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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 193 El Concilio Vaticano define el hecho de la inspiración por primera vez : ((Si alguno no recibiere como sagrados y canó– nicos los libros de la Sagrada Escritura, íntegros, con todas ,,us partes, como los describió el santo sínodo Tridentino, o negase que son divinamente inspirados, sea anatema.>> La exisencia, pues, de libros inspirados, de origen divino y humano a la vez, queda suficientemente probada. En estos últimos años los estudiosos se han ocupado de analizar más concienzudamente la parte de Dios y del hombre en la com– posición del libro. Esto se intenta hacer en el apartado si– guiente: II. NATURALEZA DE LA INSPIRACIÓN La inspiración es un influjo sobre el hagiógrafo por el que Dios resulta verdadero autor físico de los Sagrados Li– bros, de tal modo que juntamente es también autor el hagió– grafo. Hasta el siglo xvnr, tanto entre los católicos como entre los protestantes, la inspiración se concibe como un «dictado» en el que se escucha y transmite lo que Dios habla. No se preocupan ni de psicología religiosa, ni de evolución del len– guaje, ni de los posibles conflictos entre la Biblia y los da~ tos de las ciencias naturales. Los Santos Padres hablan dél hombre inspirado como de un plectro o una pluma dirigida por el Espíritu. Conviene notar que estas imágenes, lo misino que la palabra ((dictado)), implican mucha menos pasividad para los antiguos que para nosotros. Mas los estudios filo– sóficos, históricos, filológicos, de psicología religiosa y los descubrimientos cientícos han impulsado a considerar más detenidamente y a valorar convenientemente la actividad·.del

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