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l'. C.'.'{LOS DE VILLAPAD ER'.{A te para ellos; accesible a todos y cada uno de los hombres, tanúo doctos como iletrados. Se han aducido y se siguen aduciendo criterios insuficien– tes, basados unos en el mismo libro y otros en el testimonio puramente /humano. a) Entre los primeros e11.JUmeramos los siguientes: 1) Criterio estético-doctrinal, empleado por los anghca– nos. La sublimidad, transcendencia y armonía del contenido docrinal y la belleza de estilo prueban por sí mismas, el ori– gen divino de la Biblia. Ciertame.nte, corno !hemos escrito en el capítulo de la excelencia de las ,Sagradas Escrituras, que su contenido doc– trinal supera inmensamente a las producciones más preclaras del ingenio humano, y su lenguaje, en algunos libros, pue– de parangonarse con las obras maestras de la literatura uni– versal ; pero no es criterio infalible y universal, pues podria muy bien aplicarse a otros libros con una doctrina dogmática y moral excelsa, por ejemplo, la Imitación de Cristo de T. de Kempis, y además, en la Biblia encontrarnos libros cuyo con– tenido religioso está reducido a la mínima expresión y su valor literario es casi nulo. 2) Criterio histórico, igualmente aducido por los angfi– canos. Serían los milagros y profecías narrados en la mis– ma Biblia los que manifestasen su origen divino. Pero semejante criterio no es universal, porque hay li– bros en los cuales falta el elemento profético y milagro– so, v. gr., Ruth, I Paralipómenos y gran parte de los Sapien– ciales. Según esto habría que negar su inspiración. Tampoco es infalible ; el milagro, en cuanto hecho sensi– ble, puede ser descrito por cualquier narrador, inspirado o no inspirado.
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