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186 EL MENSAJE DE LA BIBLIA Dios, desarrolla su actividad y usa de sus facultades de tal manera, que en el libro por él escrito ·queda como grabada su personalidad, que fácilmen1le podrá de él deducir el lec– tor. Es pues, ntcesario, al interpretar, penetrar en ello cuan– to sea posible, sin prescindir de nada que pueda contribuir a darnos a conocer al autor en todos sus rasgos personales característicos y en el desarrollo de su actividad, su índole, su carácter, su formación espiritual, sus condiciones de dda, el tiempo en que vivió, las fuentes que utilizó, ya ora'.es, ya escritas ; las formas de decir o géneros literarios que empleó)). He querido citar, adelantando conceptos, estas lumino– sas palabras de la Introducción a la Biblia de Nácar-Colunga, para que sirvan de orientación y esclarezcan el camino. Artículo II.-Cognoscibilidad de la inspiración de la Sagrada Escritura Este hecho que acabamos de definir, ¿existe? Y si existe, ¿ ómo podremos conocerlo? ¿ Qué medios o criterios debe– mos emplear para llegar a su conocimiento?. Tratándose de un hecho sobrenatural e interno en el que intervientn tres factores: Dios, el hombre y el libro, pare– ce lógico que solamente mediante el testimonio divino, el testimonio humano o al examen de las cualidades del libro, podremos conocer la existencia de la inspiración. Todo criterio usado en la búsqueda del 'hecho de la ins– piración ha de reunir las tres siguientes cualidades : infali– ble, de tal manera que engendre certeza, no solamente hu– mana, sino divina, indispensable para que pueda admitirse como sobrenaturalmente inspirado un libro ; uni7Jersal, es decir, valedero para todos los libros inspirados y solamen-

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