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EL MENSAJE DE LA BIBLIA blo elegido». Los once primeros capítulos dei Génesis son históricos realmente, es decir, que los hechos que intenta el hagiógrafo transmitir sucedieron realmente, pero para la in– vestigación ,de la rverdad histórica de esos heclhos, no pode– mos seguir las mismas reglas usadas en la investigación his - tórica ,grecorromana o moderna. Solamente después <le un conocimiento de los géneros literarios usados en la antigüe– dad, podrá el intérprete afirmar lo que pertenece a la verdad histórica y lo que es ropaje o art:ñficio literario para exponer esa verdad. En la Encíclica «Humani Generis», del 15 de agosto de 1950, en las páginas referentes a la Escritura, el Papa la– menta y previene audaces imprudencias de escritores des– aprensivos que traspasan, tanto en las ciencias biológicas y antropológicas como en las históricas, ((los límites estableci– dos por la lglesia», fundándose falsamente en la Carta de la Comisión Bíblica al Cardenal Suhard. Para evitar inter– pretaciones torcidas, el Papa afirma el verdadero sentido de la carta : «Los once primeros capítulos del Génesis pertene– cen al género histórica en un stntido verdadero, que los exé– getas han de investigar y precisar». Reconoce también la Encíclica la posibilidad de que los hagiógrafos hayan usado tradiciones populares, pero lo hicieron bajo el influjo de la inspiración divina, que les hacía inmunes de todo error en la elección y juicio de aquellos documentos. Además de ilustrarnos y orientarnos en el campo de la história bíblica, nos indica la postura que debemos adoptar en el conflicto entre la Sagrada Escritura y las ciencias posi– tivas. El Pontífice alaba el deseo de armonizar los datos de ' la Biblia con los progresos de las ciencias naturales ; pero conviene tener en cuenta dos sabios principios: 1) si se tra-

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