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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 177 en nueve categorías: fábula, parábola, poesía ep1ca, historia re '.igiosa, tradiciones populares, historia antigua, narración '.ihre, «midrasclrn y narración profética apocalíptica. Para los antiguos la historia, más que una ciencia, es un arte ; así, la finalidad de sus escritos es referir los he– chos, pero con cierta libertad artística en la exposición, que les lleva a fingir discursos en boca de personajes históricos, a emplear esquemas [Y recursos mnemotécnicos, etimo:ogías ad scnsum, números sagrados, etc. La historia bíblica, ade– más de encerrar todos los matices y caractierísticas de la his– toria antigua, es eminentemente religiosa ; y esto constituye un nuevo género literario: la historia religiosa, que admite mayor libertad en el manejo de las fuentes y en la exposi– ción de los hechos, ordenados por el autor, más a la edifi– cación de los lectores que a la ilustración histórica. Un gé– nero partñcular en la historia antigua es el de las tradiciones populares. Las tradiciones, contadas de padres a hijos, se transforman según las vicisitudes históricas; siempre hay un núcleo histórico que en el transcurso de los siglos se ha ido revistiendo de elementos épicos, por obra y gracia de algún poeta popular. Así pues, la verdad de estas tradiciones debe buscarse en el núcleo histórico. Por tanto, si un escritor na– rra esas tradiciones no como verdadera histon:;, sino corr.o tradiciones, no engaña ni miente, pues solamente el núcleo cae dentro del campo histórico. Otro género digno de tener– se en cuenta es el de la «narración libre», que viene a con– fundirse con nuestra novela histórica. En torno a persona– jes y hechos históricos se elaboran ficciones con una finali– dad artística o religioso-moral, v. gr.: Rut, Judit, Tobías, Ester. De su exposición deduce el Padre Hummelauer dos con-

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