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EL MENSAJE DE LA BIBLIA una vez hallado, investigar las propiedades, su espíritu, su razón de ser, modo de emplearlo y argumentos inhérentes a cada género. Esto es lo que intentaron determinar a últimos y princi– pios ,de siglo el Padre Lagrange y, sobre todo, el Padre Hummelauer. En un artículo publicado por el Padre Lagran– ge, O. P. en ((Reme Biblique)), el año 1896, admitía tn:s neros distintos de narración: la novela edificante, la venl;•– dera historia y la historia de los orígenes. La novela edifi– cante tiene un valor meramente didáctico en la cual nada hay histórico, a no ser el ambiente que trans~uce. En la ver– dadera historia hay que tener en cuenta que en la antigue– dad no se escribía hist1oria como en tiempo de los romanos o los griegos o como en los tiempos modernos ; poseían otros moldes y maneras de transmitir la historia ; narran los ·11e • ohos tal como sucedieron, pero a través de un ropaje litera– rio que de,be interpretarse con cierta libertad. La ,historia de los orígenes es verdadera en lo sustancial: hay un núcleo religioso, dogmático, histórico, envuelto en artificios litera– rios más o menos populares, que sirven para dar viveza y plasticidad a la narración. Doctrina del Padre Francisco de Hummclauer.-En 1904 el Padre Francisco de Hummelauer reduce a sistema la teo– ría de los géne,ros literarios en ~u célebre obra: Excgctisrhcs ziw Inspirationsfrage. La doctrina del Padre Hummelauer es de gran interés, ya que la doctrina, tan en boga hoy, sustan– cialmente se funda en los principios sentados por este autor. En la Sagrada Escritura, según la doctrina del Padre Hummelauer, deben distinguirse varios géneros literarios históricos, a cada uno de los cuales corresponde una diversa manera de proponer la verdad. Estos géneros se agrupan

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