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166 EL MENSAJE DE LA BIBLIA Para las producciones de los hombres perversos, la afir– mación puede encerrar mucha verdad, pues como dice el gran literato católico Papini, en su reciente y desgraciado libro, El Diablo: «En la literatura europea hay algunas obras que, por su contenido sofistico, blasfemo y nihilista, podrían haberse debido al espíritu de Satanás.» La frase de Gide, acertada en el campo tenebroso de la influencia satánica, tiene su contrapunto luminoso en el cam– po de las creaciones artísticas y culturales del hombre como tal, ligado a Dios por la religión, sublimado y perfeccionado definitivamente en el Catolicismo. Solamente cuando se orde– na a la religión, la cultura profana halla desarrollo pleno, «en una humanidad dignificada y penetrada por el espíritu de co– munidad del Cristianismo». Un arte es verdaderamente gran– de cuando está condicionado por un objeto potente y un ge– nio extraordinariamente vigoroso. Religión y arte están ínti– mamente entrelazados. Las perfecciones de Dios se manifies– tan al hombre en el mundo visible. Mediante el arte el hom– bre expresa, en formas visibles y sensibles, su concepción de la revelación divina ; hace sensiblemente inteligibles el mun– do maravilloso de las perfecciones de Dios reflejadas en sus criaturas. Si las obras de arte quieren efectivamente elevar a los hombres por -encima de la desolación cotidiana, deben fun– darse sobre la religión o, lo que es lo mismo, sobre el libro eterno de la Biblia. «No se concibe el arte de los grandes maestros-dice un escritor alemán-si no descansan sobre un transfondo meta– físico y religioso.» Influencia de la Biblia en todas las manifestaciones cultu– rales.-La influencia de la Biblia es tan vasta como amplias